Una y otra y otra vez.

Una vez tras otra. Y tras esta, otra más. Una historia que parece tener cientos de finales. Inciertos todos ellos. Un final definitivo solo nos lleva a otro nuevo capítulo. Cada final queda en el aire. Cada punto y final parece tener fecha de caducidad. Mil maneras de terminar esto, todas ellas con un mismo fin. Un beso que carece de valor. Una sonrisa mil veces antes vista. Nada es nuevo. Todo es como cada una de las veces anteriores. ¿Acaso esto nos lleva a un final distinto? Cada vez que sucede, me hago la misma pregunta. Cada vez que termina, respondo lo mismo: no, para nada. Este final nunca puede ser feliz.

A veces..

A veces el egoísmo se antepone a la amistad. A veces un abrazo nunca llega. A veces una simple mirada te rompe el alma. A veces un beso dice más que cualquier palabra. A veces todo se rompe. Todo se destruye. A veces un instante puede arruinar toda una vida. A veces una señal negativa destroza todo un sinfín de momentos. A veces un buen sentimiento es malinterpretado. A veces, solo a veces todo se vuelve en contra. A veces la soledad nos inunda. A veces cualquier palabra carece de significado. A veces un mal día se prolonga durante semanas, incluso meses.
Hablar por hablar, deporte nacional. El egoísmo como base de la sociedad. ¿Por qué no pensamos en vez de hablar? ¿Por qué queremos hacer sentir mal a quien ya está destruido? ¿Por qué cada día buscamos algo que decir de los demás? ¿Sirve de algo meterte con alguien que ya está roto por dentro? 'Se beneficia el fuerte criticando al débil.'
Un abrazo, un beso, una simple mirada ayuda. Pero también puede destruir.

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Siempre hay una persona que permanece en tu vida como esa vieja foto que sigue debajo de la almohada noche tras noche. Como esa canción que sigue en tu reproductor y que, por mucho que la oigas, despierta los mismos sentimientos de siempre. Como la comida que más te gusta y que, cada vez que la comes, te gusta incluso más. Como ese secreto que jamás contarás a nadie. Como ese día inolvidable. Como las promesas incumplidas. Como un sueño casi inalcanzable. Como el deseo de un amor correspondido. Esa persona que por mucho que pase el tiempo, piensas que tu camino sigue estando junto al suyo. Que aunque la vida pase, él formará parte de ti. Y, ¿sabes por qué sé que eso es así? Porque mientras yo escribía esto, solo pensaba en una persona. En esa persona.