Ese momento en el que sientes que hay un equilibrio en tu vida y que nada ni nadie podrá estropear lo bien que estás. Cuando sientes que hay una relación directa entre tu vida y la felicidad. Cuando ves que todo a tu al rededor está perfecto y no tienes otra cosa mejor que hacer que sonreír. Si, ese mismo instante en el que decides olvidarte de las problemas. Sacarlos de tu cabeza. Aprender a luchar y a no rendirse nunca.

Y después de derrumbarte, llegará un día en el que salga el sol, porque, sabes? después de la tormenta siempre llega la calma. Y ese día, ese mismo instante, sentirás esa sensación de la que hablo.
No hay mal que 100 años dure, y uno no es mas fuerte por no tener miedo, por no llorar o por no aceptar que a veces puedes caerte. Lo que nos hace mas fuertes es sabernos enfrentar al miedo, mirarlo cara a cara, secarnos las lagrimas y comprender que si la vida nos tira 10 veces, tenemos que levantarnos 11.
ResponderEliminarBonita entrada :)
Sí, sí, lo he sentido. Pero es curioso que, después de sentirlo, se derrumba todo otra vez y me siento mal. Tan mal que daría mi vida por un mínimo de pureza en mi alma.
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