miércoles, 14 de diciembre de 2011

Miedos..

Miedo. Es esa palabra que tanto odiamos. Esa sensación que nos hace temblar. Aquello que pensamos que puede llegar a pasar y, en ese mismo instante, odiamos ese pensamiento.
Y es que cuando algo te gusta de verdad, tienes miedo de que se acabe. Tienes miedo a que el tiempo pase y esos momentos no puedan regresar. Cuando vives una situación por primera vez, cuando sientes que de verdad eres feliz, cuando notas que puedes gritar a los cuatro vientos que no hay nada que pueda robarte la felicidad; es ahí cuando te paras a pensar en si todo acabase. En qué sería de ti. Y no, te niegas a pensar en eso, te niegas a pensar algo que no se cumplirá.
Te llamas tonta, piensas que no merece la pena perder el tiempo invadida por esos pensamientos. Decides disfrutar de lo que tienes en vez de pensar en que se puede acabar cualquier día. Pero esa decisión dura poco, porque al segundo, notas algo, sientes algo, y ese miedo vuelve. Se hace más fuerte. A medida que pase el tiempo tú sientes más, sientes mucho más y notas que no soportarías vivir sin él. Con el hecho de no tenerle. Entonces, el miedo va en aumento. Llegan las preguntas de: ¿y si él no siente lo mismo?, ¿y si un día decide que se ha cansado de esto? y si... BASTA!
"No, no puedo pensar en eso. Me demuestra día a día que me quiere." piensas. Sí, es verdad, asi es, pero volverá el miedo por el mañana, por el futuro..

No hay comentarios:

Publicar un comentario