domingo, 17 de noviembre de 2013

Es absurdo esperar algo sabiendo que nunca va a llegar.

"-¿Sabes cuánto tiempo llevaba sin verle? Desde mi comunión. Me acuerdo que en la iglesia había unos bancos reservados para los padres y hasta los padres divorciados se sentaban juntos. Y ahí estábamos mi hermano, mi madre y yo, solos. Ese fue su regalo de comunión: desaparecer. Y luego pretende volver así sin más, ya ves, si es que hasta cuando le vi me costó reconocerlo.
-¿Y por qué se fue?
-No lo sé. Mi madre nunca nos lo contó. Primero nos decía aquello de "papá está de viaje" pero luego, pasaron unos meses y cuando ya no colaba, nos dijo que ella tampoco sabía por qué. Que se había ido así sin más."
Son historias que a mucha más gente les pasa. Historia que están a la orden del día, desgraciadamente. Pero que a unos les afectan de distinta manera que a otros. Unos muestran odio, otros rabia y otros, como yo, nostalgia. Incluso hay quien no se decide entre odiar y querer. Y se crea una serie de sentimientos que difícilmente se suavizarán.
Quizás todo es cosa de tiempo. Pero, ¿de cuánto? No sé. A veces me canso de esperar. Me canso de pensar, de sentir, de querer, de odiar. A veces me canso de vivir.
Es absurdo esperar algo sabiendo que nunca va a llegar.
Es estúpido querer que todo vuelva a ser como antes de tu partida, cuando de eso hace más de diez años.
No merece la pena vivir preso de los recuerdos. Ni de la esperanza. Ni del deseo de tu regreso.

1 comentario:

  1. Es mejor dejarse llevar y da igual qué sentir. ¿Qué importa? Déjate llevar por la vida y todo llegará a su tiempo. Tal vez.
    El título me ha recordado algo que siempre me digo: Tantos "ojalá" tenemos que es absurdo poseerlos si no podemos cambiar lo que ya ha pasado o lo que nunca pasará.
    Me encantas (:

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